Elevada a los altares en la contraportada de El País, Beatriz Talegón, joven, mujer y guapa puede muy bien llegar a ser la gran esperanza blanca del socialismo español. Sólo le falta encontrar un manager –por ejemplo, como Miguel Barroso– y nuestro futuro estará asegurado. Una persona que “jamás ha viajado en primera clase, por principios” es ya un Pablo Iglesias reencarnado en mujer, como corresponde a los tiempos zapateriles en los que aún vivimos (de Iglesias se decía que viajaba en primera y se pasaba a tercera clase poco antes de llegar a la estación de destino). Una persona, como Beatriz, que ha dado con el quid de los problemas de la socialdemocracia europea y los ha resuelto de un capirotazo (no lo sabíamos, pero el gran problema de los rojeras europeos era que se reunían en hoteles caros; pero a partir de ahora, una vez aprobada la “enmienda Talegón”, esa tara dejará de existir) no merece sino las más altas magistraturas del Estado. Esperamos con ansiedad que un Congreso, auténticamente renovador, la lleve a la Secretaría general… y podamos reeditar los éxitos que nos llegaron con la imparable ascensión de ZP en el año 2000.
Se me hace la boca agua pensando en el dorado futuro que nos traerá a los sociatas la señora Talegón.