Los matices que separan a las palabras crispación y tensión han centrado durante algunos días los comentarios –siempre interesados, siempre en las trincheras- de tertulianos y sedicentes analistas. Pues bien, a juicio de los diccionarios, la diferencia entre ambas resulta infinitesimal. Tensión: (aparte de sus referencias eléctricas o vasculares) estado de oposición u hostilidad entre personas o grupos humanos; estado anímico de excitación, impaciencia, esfuerzo o exaltación. Crispación: efecto de crispar. Crispar: irritar, exasperar. Vistas así las cosas, no creo yo que la acción de tensar o crispar sean objetivos ilegítimos. Aparte de que a uno no lo crispan si uno no quiere. Pero, en fin, pasemos de la irritación a los argumentos. Por ejemplo, a propósito de la –diz que crispada- legislatura recientemente concluida, Rajoy debiera haberse desmarcado y haría […]
Archivos diarios: 21 febrero, 2008
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