EL SOL Y LA TORMENTA

 

Paseaba un ciudadano cubierto con su capa cuando el sol, oculto tras las nubes, recibió un desafío de la tormenta. “Te apuesto una comida –dijo la tormenta- y ganará quien demuestre más fuerza”. “¿Y cómo sabremos quién es el más fuerte? –preguntó el astro rey. “¿Ves a aquel individuo tapado con una capa? Pues ganará la apuesta quien se la arrebate”. “Está bien”, aceptó el astro.
Relámpagos, viento y lluvia se abalanzaron sobre campos y ciudades, mas, el viandante, apretando los dientes, no hacía sino cubrirse de las inclemencias con su capa. Le llegó el turno al sol y en un momento se puso a brillar de tal suerte que el caminante, sofocado, no tuvo otra opción que desprenderse de su capa.
Con razón o sin ella, el PP ha estado aplicando la estrategia de la tormenta durante buena parte de la legislatura ya conclusa, aunque, a veces, ha buscado la estrategia del sol y se ha equivocado. Por ejemplo, apoyando el nuevo Estatuto de Andalucía (que ha iniciado, entre otras “novedades”, la destrucción del viejo y exitoso concepto liberal de Cuenca Hidrográfica). Un seguidismo éste que ha mermado los argumentos del PP a la hora de la “crítica territorial” que –según dicen- es una de sus bazas fuertes.
En cuanto a ZP, cuyo estilo –así lo aseguran quienes dicen saber de estas cuestiones- resulta tranquilo y placentero, debería seguir “bajo el palio sonrosado de la luz crepuscular”, abandonando miedos y tensiones, pues, además, la abstención no siempre beneficia al PP.

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