Acabo de oír por la radio a una niña de unos cinco años, residente en un campamento de verano de esos que se organizan para aliviar a los papás -trabajadores ambos- en estos días previos a la solanera de agosto. Pues bien, la criatura dijo desconocer hasta estas fechas que las gallinas ponían huevos, pues ella sólo los había visto en pulcros envases de plástico y colocados de seis en seis. Pero lo más sorprendente para mis oídos fue que la niña, preguntada sobre sus preferencias alimenticias en esta etapa campestre, soltó lo siguiente: “Lo que más me gusta es el zumo de gallina”. En línea con los hermanos Marx, que titularon una de sus películas así: “Plumas de caballo”. Dentro del abundante surrealismo nacional, más reseñable que las palabras de esta […]
Archivos diarios: 24 julio, 2008
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