Inger Enkvist es una prestigiosa maestra sueca que fue entrevistada por la periodista Eva Pontiel el verano pasado y, la verdad, quedé gratamente sorprendido al leer sus respuestas, pues tengo muy fundados prejuicios en contra de los pedagogos “modelnos”, que no se han enfrentado nunca a una clase de muchachos y no se creen que “la cultura es represión”. Es la “nueva pedagogía” de la que habla Enkvist:
»La nueva pedagogía es aquella según la cual parece que se va a la escuela a hacer actividades, no a trabajar y estudiar.
En España esa tendencia llegó con la LOGSE en 1990. Fue un error pedagógico, pues los alumnos con más capacidades no desarrollan todo su potencial y los que tienen una menor curiosidad por aprender no avanzan.
Hago mías las reflexiones de la intelectual sueca, por ejemplo cuando Enkvist empieza su exposición recordando que la escuela es la primera institución con la que se encuentran los niños y es importante que vean que hay unas reglas, que el maestro es la autoridad y que hay que respetarlo tanto a él como a los compañeros.
Enkvist también nos recuerda los estudios del psicólogo sueco Anders Ericsson, de los que se deduce que se necesita un esfuerzo prolongado para mejorar en cualquier cosa. Su investigación avala la idea de una escuela basada en el esfuerzo del alumno bajo la dirección de un profesor que el alumno tiene que respetar, hacer las tareas y, por ejemplo, no mentir. “Antes, mentir era muy grave pero ahora parece que no pasa nada”, apostilla Enkvist.
En España, los datos llamados PISA, por ejemplo, son muy criticados por la maestra sueca (como por tantos otros): “La OCDE es una organización económica y analiza la educación desde esa perspectiva –señala-. Y añade: “lo que PISA no revela es si hay buen ambiente en el aula, si se inculcan buenos principios de trabajo, si se enseñan bien las humanidades, las ciencias sociales, las materias estéticas como el arte y la música, que son esenciales”.
También nos recuerda que es preciso repensar la fobia a los exámenes, pues el examen ayuda a centrarse en un objetivo: que en un día dado tienes que saber unos conocimientos tasados.
En suma, mientras la mayoría de los expertos educativos cuestionan la utilidad que tiene memorizar datos en la era de Google y abogan por terminar con las hileras de pupitres, con las asignaturas y dar más libertad a los alumnos, Enkvist defiende la necesidad de volver a la escuela tradicional, donde primen la disciplina, el esfuerzo y la autoridad del maestro.
Una idea sobre “Escuelas y alumnos”
Excelente artículo. No puedo estar más de acuerdo. Como siempre la sensatez de la que constantemente hace gala Leguina, sustentado por la sensatez de los planteamientos de la catedrática de español de la universidad de Lund.
Estamos envueltos en una mediocre marea pedagógica, proveniente de empresas que son tratadas como ONG, pero que pasan factura económica (lícita y legal) pero factura al fin y al cabo. Se nos bombardea a los profesores con ideas inadecuadas, formaciones ineficaces, verdades de Perogrullo, estudios de la neurociencia que determina que uno aprende mejor si está motivado (descubrieron Roma…) o que el mundo está cambiando (estamos en constante cambio desde el siglo XX, cada una de sus décadas vio como se modificaban las estructuras sociales, económicas y políticas a una velocidad quizá mayor que la del presente a pesar de la innegable revolución tecnológica). El profesor es la base, el que coordina, dirige y determina la acción docente. Desde la paciencia, el diálogo, la autoridad y el saber debe ser un referente para los alumnos y utilizar las metodologías como herramientas, no como dogmas de fe. La escuela es un espacio que supera, complementa y enriquece la realidad cotidiana del alumno. Conectarle solamente con su entorno social y realizar actividades para tenerle entretenido o en un permanente disfrute, es lastrar su desarrollo intelectual y su desarrollo como ciudadano. Somos profesores, docentes, maestros, además de facilitadores… Por supuesto que debemos estar en permanente estado de formación e innovación, pero siempre con un basamento ético y de conocimiento adecuado.
Rogaría pudieran transmitir a Joaquín Leguina mi deseo de contactar con él. Soy Director de un colegio de la comunidad de Madrid y quisiera invitarle a realizar una conferencia en el centro y a mantener un coloquio con él. Muy agradecido por la escucha.