Parlamentarios

Una diputada laborista, enfadada por el discurso que estaba pronunciando Churchill, lo interrumpió para decirle:
-Si usted, señor Churchill, fuera mi marido, le pondría veneno en el café.
-Y si yo fuera su marido… –contestó el Primer Ministro con parsimonia- me lo tomaría.

Pérez Madrigal, uno de los parlamentarios llamados “jabalíes” en las Cortes de la II República, interrumpió un discurso de Indalecio Prieto con estas palabras:
-Buen socialista está usted hecho, llevando como lleva calzoncillos de seda.
-No sabía que su señora fuera tan indiscreta –remachó don Inda.

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