La semana pasada, el Presidente del Gobierno español hacía en Bruselas una encendida defensa del Presidente Sarkozy y de su política migratoria durante una reunión de la UE al más alto nivel donde hubo –eso dicen- voces muy subidas de tono. Pues bien, casi al mismo tiempo, el Grupo Socialista español presentaba en el Congreso una proposición dándole un espaldarazo a la Comisaria luxemburguesa Viviane Reding, que había puesto a Sarkozy de ropa de pascua, censurando las prácticas del Gobierno francés a las que algunos han llamado, no sin sarcasmo, «deportaciones incentivadas de gitanos».
No voy a entrar en el fondo del asunto, pero la verdad es que Zapatero abandonó allí, en Bruselas, su conocido discurso según el cual «tó er mundo e güeno».
En cualquier caso –nos guste o detestemos la política de Sarkozy a este respecto-, los políticos españoles de cualquier rango, dada la solidaridad incuestionable que nuestro país está recibiendo de Francia en materia de terrorismo, no están en condiciones de criticar al Gobierno francés.
Mas, sea como sea, no hay forma de entender es el «sindiós» al que nos tiene acostumbrados el Gobierno y la Dirección del PSOE, entrando en contradicción permanentemente y dando la sensación de que en esa «cúpula» cada uno campa por sus respetos y sólo hay una cosa en la cual todos están de acuerdo: en adorar al jefe.
Y uno llega así a una conclusión: que hay ministros (y ministras) lo demuestra la televisión, pero ¿hay Gobierno?
Una muestra más de que falta una brújula se dio –también la semana pasada- cuando el Ministro Sebastián anunció (el jueves) que los residuos nucleares se almacenarían en Zarra, un pueblo de la Comunidad Valenciana, y el viernes en el Consejo de Ministros la decisión se aplazó a instancias de la Vicepresidenta De la Vega, quien, «haciendo patria valenciana» (es diputada por Valencia), cantó la muy conocida melodía cuyo corto libreto se reduce a cinco palabras: «Sí, pero no en mi barrio».
Y luego se extrañarán de que preguntados los ciudadanos sobre si el Presidente del Gobierno programa sus actuaciones o improvisa cada día, más del 70% opina que improvisa… Y su Gobierno, ¿qué? Pues debe de estar volcado en las primarias de Madrid y sin tiempo para otras cosas, dando, eso sí, un espectáculo tan deprimente como surrealista.
Y mientras el Gobierno y el PSOE se desangran a chorros en votos y en credibilidad, a nosotros, los afiliados se nos sigue encargando el contemplativo papel de Jorge Sepúlveda. El de estarnos quietos y «mirando al mar».