Como bien se sabe, el sábado 7 de septiembre los miembros del COI, en votación secreta, eliminaron la candidatura de Madrid en la primera ronda.
El presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, lo había visto así: “Nosotros no hemos podido hacer más, nos hemos dejado la vida”. Y añadía pocos días antes del fiasco: “El comité olímpico ha dicho que tenemos la mejor candidatura y ojalá los votos lo refrenden”. El mismo Alejandro Blanco, en una entrevista el miércoles 4 de septiembre en Radio Marca, hacía alusión a la promesa de 50 miembros del COI de votar la candidatura de Madrid, lo que hubiera significado ganar de calle en la primera votación.
Y uno se pregunta: ¿Quién -que no sea un demente- pondría nada menos que la autoestima de un pueblo (El País dixit) y miles de millones de inversiones públicas en manos de unos extraños personajes cuya representatividad se desconoce y cuya catadura moral carece de aval alguno? ¿Cómo es posible que existiendo organizaciones internacionales de carácter institucional y ámbito municipal se dejen en manos de una organización privada y opaca decisiones destinadas a mover millonadas de dinero público?
El lunes 9 muchos medios españoles se subían a la matraca masoquista y autoinculpatoria: “Las dudas sobre la vulnerabilidad de la economía española han sido decisivas frente a la candidatura de Tokio para los Juegos de 2020”, se leía en la primera página de El Mundo. Y en la página 6 se añadía: “Era (el dopaje) junto a la situación económica el gran lastre de la candidatura madrileña”.
Claro que también en primera página y bajo una foto del jeque kuwaití Al-Fahad se leía en El Mundo:
»El jeque kuwaití mostró sus simpatías hacia la candidatura de Madrid, pero volcó el voto hacia Tokio después de que el primer ministro nipón firmara con Kuwait un contrato millonario el 27 de agosto. Al-Fahad, acusado de corrupción, es uno de los miembros más influyentes del COI.
Y en esa misma dirección –que es, a mi juicio, la correcta- El Mundo recogía una opinión cualificada, la de un ejecutivo de una de las empresas patrocinadoras de Madrid 2020 las siguientes palabras:
»El COI es feudal y los japoneses han comprado los juegos, porque Madrid era objetivamente mejor.
Lo único que les cabe hacer ahora a los dirigentes madrileños -si quieren salvar su dignidad y la de todos los que confiaron en “Madrid 2020”- es olvidarse del fair play y declarar solemnemente que Madrid no volverá a concurrir mientras el tinglado olímpico siga en manos de esta gentecilla.
¿Para cuándo una investigación periodístico-policial a fondo sobre el corrupto tinglado olímpico?