La Sra. Thatcher se propuso “aligerar y abaratar” el Estado y con ese fin abordó una “reforma” del National Health Service (NHS) para abaratarlo.
El NHS se había creado en 1948 y en los años ochenta la mayoría de los británicos lo apreciaban mucho. ¿Cómo se pretendía abaratarlo? Pues haciendo que a las capas altas y medias de la población no les mereciera la pena asistir a instalaciones del NHS y prefirieran la medicina privada. Para ello era necesario deteriorar la calidad del NHS, a fin de que esas capas sociales lo abandonaran. (“El que pueda pagar la sanidad que la pague”). Pero el proyecto thatcheriano fracasó. ¿Por qué?
En primer lugar, porque la mayor parte de la población británica consideró que aquella política era una agresión contra la igualdad de oportunidades. Pero lo que de verdad hizo naufragar aquel proyecto conservador fue la actitud firme y decidida de los sanitarios, con los médicos especialistas a la cabeza. Fue aquella una movilización que no pretendía reclamar sueldos o privilegios profesionales sino defender los fines del NHS tal y como los habían definido sus fundadores.
Las autoridades regionales de Madrid niegan que su objetivo sea crear dos sanidades (una para “pobres y pública” y otra para “ricos y privada”), mas, sea como sea, la respuesta de los médicos se parece demasiado a la británica como para no tenerla en cuenta.
Leamos lo que dicen los jefes de servicio de los hospitales madrileños:
»Los Jefes de Servicio y de Unidad del Sistema Madrileño de Salud hemos pedido la retirada del Plan propuesto por la Comunidad de Madrid porque creemos que compromete seriamente la calidad y la universalidad de la Sanidad pública madrileña con la que estamos decididamente comprometidos […] Nuestras reclamaciones nada tienen que ver con intencionalidades políticas o con manipulaciones, ni tampoco con reivindicaciones salariales.
Pero ya sabemos que casi nadie escarmienta en cabeza ajena.
