Los conceptos de cuenca hidrográfica y de trasvase como instrumentos para la buena gestión del agua representaron en su día un avance que en España se debió a las viejas ideas liberales. Tras la Constitución de 1978 y con los 17 Estatutos aprobados se mantuvo esa concepción según la cual la gestión del agua correspondía en exclusiva al Estado a través de las cuencas, trasvases y otros mecanismos. De hecho, hubo dos planes hidrográficos nacionales (uno a impulsos del PSOE y otro bajo gobiernos del PP)… hasta que llegó ZP con su “España plural” y, sin más trámite, se decretó que los trasvases eran reaccionarios (y lo que es más disparatado: las desaladoras progresistas), que las cuencas podían transferirse (el nuevo Estatuto de Andalucía expropió al resto de los españoles la del Guadalquivir), […]
Archivos diarios: 26 marzo, 2009
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