A propósito de la nota que acerca del resultado electoral publiqué en este blog, bajo el título “Mejorando lo presente”, he recibido algunas lindezas que poco tienen de crítica y mucho de exabrupto. Muchas de ellas –conviene decirlo- han llegado de Cataluña, y, más concretamente, de gente que dice pertenecer al PSC. Resulta preocupante la falta de argumentos que avalan el desacuerdo expresado. Expresión que se reduce a descalificar a quien –como yo- no comulga con ruedas de molino.
Grave resulta también comprobar que cierta sedicente izquierda (con pujos o sin pujos catalanistas) esté metida en una trinchera cuya “posición” intelectual consiste exclusivamente en afirmar aquello de “estás conmigo o estás con el PP”. Pues mira: ni contigo, ni con el PP… ni con Rosa Díez.
Un segundo leit motiv que aparece en estas descalificaciones es aquel según el cual -puesto que en Madrid el PSOE ha sacado malos resultados en la cita electoral del último marzo- los socialistas madrileños no tenemos derecho a opinar. En esta línea “argumentario-cavernaria” algunos de los partidarios de la secta insisten en echarle la culpa de los malos resultados en Madrid –entre otros- a este humilde servidor de ustedes que dejó la Secretaría General de la FSM en 1993 (hace quince años)… y de paso insisten en exoneran de cualquier responsabilidad electoral a quienes encabezaban la lista socialista para el Congreso, empezando por el Secretario General y Presidente del Gobierno, un Vicepresidente, un par de Ministras, varios Secretarios de Estado, etc., etc.
Quienes siempre están dispuestos a otorgar el aplauso sincero y desinteresado al jefe ni siquiera contemplan una hipótesis que no conviene descartar: quizá se pierde en Madrid por las mismas razones que se gana en Cataluña.
Ahora bien, lo más topicudo de todo lo recibido es aquello –tan repetido y tan estúpido- de que “en Madrid no comprendéis a los catalanes”. Mirad: el muro de las lamentaciones está en Jerusalén. Por cierto, entre las ruinas del Templo de Salomón. ¿Cómo vamos a comprender cosas tan abstrusas como el cuento de las Balanzas fiscales?
Aunque no sangro por ninguna herida, pues ninguna tengo, y haciendo constar –una vez más- que abandoné las listas del PSOE (que no la militancia) por voluntad propia, se me permitirá una declaración personal: no estoy dispuesto a poner una tienda de incensarios o botafumeiros en la calle Ferraz. Esa imprescindible labor la realizarán con entusiasmo otros.