La narración del beodo es la que sigue: “Comencé por tomar whisky con soda y me sentaba mal; luego me pasé a la ginebra con soda y me fue peor. Ahora tomo vodka con soda y no he mejorado. Visto lo cual, he decidido prescindir de la soda”.
Yo espero que cuando el nuevo socialismo “analice” los pésimos resultados obtenidos en Madrid (48,6% PP; 35,4% PSOE) no le eche la culpa a la soda… sino a la sustancia común que llevaban el whisky (Trinidad Jiménez en 2004), la ginebra (Miguel Sebastián en 2008) y el vodka en forma de paracaidista (en el que ya están pensando en Ferraz)… y esa sustancia se llama ZP.
Aclarémonos de una vez: la persistente pérdida de peso electoral y de sustancia ideológica, analítica y, en general, social no se debe a la soda sino a las políticas erráticas del Gobierno (¿quiere alguien explicarme el porqué de los actuales amores de Blanco con Aguirre?) y a discursos tan ajustados y veraces como el último de ZP en Barcelona diciendo que “la derecha quiere acabar con el bilingüismo en Cataluña”… pero ¿en qué mundo vive este hombre para no enterarse de que quienes quieren acabar con el bilingüismo en Cataluña son los CiU y los del tripartito?
Claro que los socialistas madrileños nos podemos consolar mirando hacia Murcia (61,6% PP; 29,6% PSOE) o hacia la Comunidad Valenciana (52,3% PP; 37,4% PSOE)… y nuestros compañeros murcianos y valencianos le echarán la culpa del fracaso –y no sin razón- a la política hidráulica del Gobierno. Y es verdad que ésta ha sido una de las más brillantes ocurrencias del ecologismo zapaterista (“¡Trasvases, no. Desaladoras, sí!”… pues toma desaladoras).
Lo dicho: mientras el “liderazgo” actual siga “triunfando” con el Barça no ganaremos en Madrid… ni en Murcia, ni en Valencia. Eso es lo que conviene suprimir, y no la soda.