Jóvenes, viejos y elecciones

En España se envejece a una gran velocidad, y también en el campo electoral. Así, en el censo electoral español de 1979 los de 65 años y más tenían un peso del 15,9% y en 2018 había crecido hasta el 24,9%. Mientras, la edad mediana de los electores pasó de 43 años a 50. El peso de los electores menores de 30 años ha pasado del 25,8% al 14,1%. En otras palabras: los “jubilables” pesan mucho más que los jóvenes.

Además, el poder electoral efectivo de los mayores se refuerza sobre su peso nominal porque suelen abstenerse menos de votar que los electores jóvenes. Y se refuerza de manera adicional porque la edad media a la jubilación en España sigue siendo inferior a 65 años, pese a los cambios legales y los esfuerzos realizados para que se retrase. Uniendo esas variables el voto efectivo de los mayores representaría ya al menos el 30% del total, entre el doble y el triple que el voto de los menores de 30 años. Más aún: en futuros comicios, en cada legislatura (cada 4 años) crecerá entre uno y dos puntos porcentuales el porcentaje de votantes mayores.

Por otra parte, la población de España en los últimos 40 años ha tendido a concentrarse en Madrid, en el arco mediterráneo y en Baleares, con provincias especialmente pujantes en materia poblacional como Málaga, Baleares, Alicante, Murcia o Almería. Todo ello se ha traducido en significativas variaciones del número de diputados al Congreso que se eligen en muchas provincias, de los que 248 (350 menos dos: uno por Ceuta y otro por Melilla) se distribuyen en proporción a su población de derecho. Entre las elecciones de 1977, cuando España recuperó la democracia, y 2016, 12 provincias han ganado diputados, por haber ganado peso poblacional y 17 lo han perdido.

Las circunscripciones que más diputados han ganado han sido Madrid (4 escaños) y Alicante (3 escaños). Han perdido 2 escaños Barcelona, Asturias, Vizcaya, Jaén y León. El País Vasco ha perdido 3 diputados y de no existir un mínimo de tres diputados por provincia habría perdido más.

La inmigración también acabará por tener un peso electoral notable. Los provenientes de la UE tienen derecho a votar en las municipales y son ya un tercio de los dos millones de extranjeros residentes en España.

Vistas así las cosas, no se entiende la obsesión de los líderes políticos pro juventud. Más les valdría prestar más atención al voto plateado,  pues de ellos será cada vez más el reino de los cielos… electorales.

(Publicado en La gaceta de Salamanca)

 

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